No
debí bajar los ojos
cerrar la boca
afectar
mi frente.
Perdón,
alegría compulsiva
vibrante
el deseo del goce
no
saqué espinas de mi corona
ni
intenté soltar la cruz.
Perdón,
no quise
correr
la hiel
evitar
la lanza
eludir
el latigazo.
Perdón,
deconstruída antorcha
sólo
soy una mancha más
entre
la multitud
fascinada
por la pasión.