Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

martes, 6 de marzo de 2012

Movilización en la movilización


Vos ocupás tu tarde en la facultad y yo estoy por manifestarme en contra de la megaminería a cielo abierto. Sabíamos los dos que la movilización podía comenzar tarde, te mandé un mensaje.
Pero nadie contesta, pienso en el amor y estas son verdaderas dudas metafísicas: una seguidilla de besos, pienso en el amor pinchazo en el pecho, ¿por que no me contesta? ¡Por los besos que está dando en este momento, cuando yo, estoy parada en la cañada!
Y la movilización crece. Pero quizás no hizo tiempo para cargar crédito en el celular ¡claro! Marco, 35115... suena 1 vez, y pasa directo al contestador.Mal. Mal. Mal. Algo anda mal, espero que la marcha avance ¿por qué no atiende? Duele. Imagino sus manos ocupadas desabrochando un coqueto pantalón de algodón con alforcitas.
La marcha comienza, media calzada. Con cada centímetro que la tela se acerca al piso destroza más nuestros sueños; a medio muslo, desbarranca la posibilidad de vivir juntos; cuando el algodón roza las rodillas, arranca de mi nuestra hija. Y llamo de nuevo y de nuevo, otra mujer, con su voz mecánica de contestadora automática.
La movilización camina a pasos agigantados ¡no a la mina, si a la vida! El pantalón se desliza suavemente por la pantorrilla, arrastra consigo nuestras cenas y charlas y risas y basta de cianuro en el aire, digo, basta de veneno, llamo por tercera vez: me contesta el algodón, que ya llegó al tobillo acompañado de una tierna bombacha ¿negra?Termina así con la posibilidad de ser dos en uno misma.
En la esquina de colón y general paz casi llorando, me duelen el pecho y los hombros por qué boicoteas este encuentro de dos avenidas como nosotros; sigo pensando, aprieto los dientes, tu lengua en sus senos, veo como general paz sigue su ruta y colón continúa para convertirse en olmos, camino con la marcha, te llamo de nuevo y ¡nada!. Con mi movilización en oleadas, angustia arrancándome no a la mina, si a la vida, las mujeres del silencio, el hombre en el silencio, se que apagas el celular para cargarlo, pero te veo penetrando otro cuerpo y no puedo, no puedo ni siquiera pensarlo, la angustia me está moliendo, por qué otra vez este desastre, si vos no eras así...
Dos cuadras mas adelante corro con mi movilización a cuestas, corro hacia tu casa, pienso en el amor, entro a la planta baja, como una espía miro por la ventana, el celular se está cargando, apagado; y toco el timbre y preguntaś quien es, y aparecés desde la habitación, con el sueño cayendo por la cara y la voz y la sonrisa y vos sólo en tu casa sola: ¡hola, amor, viniste a verme!
Me tiro en tus brazos a llorar mi angustia renacida: de nuevo me habita la niña que se ha vuelto a romper.

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