Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

domingo, 8 de mayo de 2016

Autodefensa.

Chicas, no:
no solo gritar todas juntas
poetizar todas juntas
marchar todas juntas.
Aprender a defendernos
todas juntas
y a golpear o desviar un golpe
por separado.