Lo que me dice el maizal en los breves instantes en que me atrevo a contemplarlo, es lo que dice quien se hace esperar y sin él no se podía hacer nada. “aquí me tienes”, dice simplemente quien se ha hecho esperar, pero nadie le quita la mirada rencorosa que se le lanza como a un amo. En cambia, al cielo entre los tallos bajos le echo una ojeada furtiva, como quien mira desde más allá del objetivo como a la espera de que éste se desvele por sí, sabiendo perfectamente que nada podemos prometernos que él ya no contenga, y que un gesto demasiado brusco podría derribarlo todo de mala manera. Nada me debe ese campo para que yo pueda hacer otra cosas que callar y dejarlo entrar en mí. Y el maizal, y los tallos secos, poco a poco me crujen y se me paran en el corazón. Entre nosotros no hacen falta palabras...”
pag 133, Obras Completas, Seix Barral.