Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

martes, 14 de julio de 2015

Fotos deshilachadas


Mirar el cielo mientras buscas el techo
creer que estas en peligro si alguien te mira
y habla de vos como si fueras un objeto, ausente
y dice «esta loca» y te señala
abarrotando el vacío
el miedo al espejo que te echa de lo público
por que estas loca, monstruo
y a los monstruos no se nos invita a los lugares públicos
lo público es para los locos lindos
no para nosotros
que no podemos sacar la basura de la pieza

que no podemos quebrar en nuestra cabeza lo que debe ser roto
por el miedo a no poder resistir
el dolor de quebrar lo que debe ser roto
el nudo que señala que estas loca
que a los locos feos que no viven dentro de los armarios
nadie nos quiere cerca del asado del domingo. 


¿y el dolor de resistir el miedo al dolor, 
y el dolor del dolor
y la furia después de resistir el miedo, el dolor del dolor,
y la herida del odio que te dejan las agujas vacías?

¿cómo era que se tejía el hilo?
¿cómo era que se montaban los primeros puntos?

No lloraré los flecos caídos del árbol en otoño.
Pegaré uno en el álbum 

de las fotos deshilachadas.