Ningún amor se atrevió a salar las heridas
con el
ardor necesario
para que vomitaran la infección.
Todos esperaron que sucediera.
para que vomitaran la infección.
Todos esperaron que sucediera.
Los ventanas murieron
amortajadas
por infinitas capas de mugre.
Las
macetas vacías
me
saludaron cuando partía
abrazada
por las sombras.
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