Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

jueves, 18 de julio de 2013

Los arroyos



La piedra de fondo que el sol
abraza con luz naranja
mira desde su altura prehistórica
al río de profundidad
mínima y manar tan dulce
como el primer amanecer
de las primeras vacaciones.

En algún recodo
todo arroyo se endurece.
El salvavidas rompe sus correas
parece como si alguien
hubiera untado aceite sobre el plástico
resbala, se hunde y huye, fácilmente
del cuerpo cansado
que no sabe cuanto aguantará
en la lucha
contra el embate
de la naturaleza y la viscosidad
de los productos culturales.

1 comentario:

  1. nada, como describir la naturaleza, con vista aguda y mucho amor, al mundo que nos rodea,,,

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