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Parecía caminar cuando bailaba a otro
encuentro
quería volver a esconderme ahí
debajo de tu espalda vencida
volver a la mirada de tu serena mano
ancha
por que en mi alegría nunca hay paz
sólo playas arrasadas.
Pero paraguas de hierro
llegaban también las conservas en
lata,
horribles
tu maldita cabeza ensenada,
horrible
en la estepa de las palabras cerradas
horrible,
inmune al afecto en todos tus
actos
maldito hayas sido en los seres
queridos
en los cuentaquilometros de los
espantos
tan racional para tanto
y tan desastrado iroqués en las
flechas,
cerebro y acero
trabajo del cuerpo cortado y tan
aeropuerto
caida libre en el circulo del viento
de europa del viento
del mundo del viento
a destajo, pelota del viento
¡Carajo! que ese día te fuiste
con tus ruedas blancas de rejas dolidas
que no más
café y cornisas con leche en las migas
del renault 12
que no
los libros en la arena
recortando las baldosas
que no que no
collares de tigre perdidos en medio del
campo
¿como abrir los puertos de tantos
vocablos?
el vino 3⁄4 gritaba en los cuadros
y una cómoda marron
vigilaba como si fuera el gran ojo que
no perdona
tu ojo tolera ciertas cosas
presencias propias
pero no perdona esas que vos pensabas
traiciones;
no querías sacar del marco a los
sustantivos
habían profanado el cuerpo del cielo
en un piso insano te habían herido
habían superpuesto con miedo tus
miedos
en los verdes dominios del caramelo
y cosido el costado
elevado el zapato
traído para nosotros la estrella de
coco
jamón crudo, roquefort y un tinto de
aquellos
No quiero rozar al ausente por un
cumpleaños
pero me chupa un huevo el Edipo:
quiero a mi papá, de nuevo
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