Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

jueves, 18 de febrero de 2016

Posesiones

Nadie sabe quién es el otro.
Solamente lo sabremos
por aquello que dejan.
Huellas del modo de la partida
señales intangibles
en el estado de la experiencia restante.
Permitirle a otro que descubra la puerta,
acompañar su paso en la apertura
hacia un camino distinto.

Lo único que poseemos
es lo que soltamos.
De eso se trata
la identidad.

2 comentarios: