Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Implícita

Nos hemos mirado.
Habitó la liviandad
y la dulzura
de un tiempo perimido.
Pequeños gestos
mantienen el nervio
que cierra
aquel brillante,
doliente
desaforado encuentro.
Brindo. Sé
que de haber futuro
nada de lo existente hoy
tendrá esta forma en él.
Me alegran los otros colores
que vendrán a imprimirse en mi piel
revivir la nariz para oler el viento,
la tierra leona.
Me sonríe entera
la potencia
de volver a presentar el cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario