Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

viernes, 4 de noviembre de 2016

Descubrirse

De la omnipotencia
corazón, de la soberbia:
cubríme las múltiples facetas 

de mi espalda.
Pero no me libres
jamás
de la infundada
extravagante

la fe
en vos,
en mí,
en las posibilidades

de todxs lxs nosotrxs.

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