Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

viernes, 14 de junio de 2019

De esta sangre que corre...


De esta sangre que corre
y que cantaba
¿te dije?
De esta sangre
que lamiste con denuedo
de esta sangre
alucinada
que recuerda tu palabra
sangre surge del denuedo
denuedo
poeta con la sangre en la palabra
denuedo
pura precaución estilizada
en esta sangre que lamiste
callada.

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