En mi ojo derecho palpita el atisbo de cielo
la cobardía palpita en el ojo izquierdo,
la mia, claro, de la tuya no hablo:
ningún nido crece entre el hambre y el ego.
Al verte,
otra certeza cirujea la sed de las venas,
huida la humedad de mi boca
libera el cauce de otros labios
Sabrosa receta del abismo
hoy quiero morir con vos adentro mío.
* si, frase sospechosamente parecida a la de JL Borges en "El amenazado".
Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede
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