Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

viernes, 4 de noviembre de 2011

Oasis


al Oso del Oasis
Es que tengo miedo, Amor
mis pestañas supurantes analizan tus pecas
la garganta picosa
no sabe modular el sable
no tolera la sangre ajena
hay kilómetros de incendio
y el agua que me invade es cada vez mas lejana;
entonces me pierdo entre los caminos
de tu cara dulce
del curvo fragor de los segundos.
En el mundo de los negocios
otra autómata
cierra la caída de la bolsa
en sus párpados enternecidos.
Duele ver la luz en estas lunas
cuando redoblamos las apuestas por la muerte
que atraviesan la ciudad como fantasmas.
Vuelan las canciones, Amor
bizarras son
huelo el peligro en el encierro
cruzándose demorado
demorado en el espasmo
el desujetado espejismo,
el avasallante amor de los cuerpos
¡todo es tan falaz en estas horas!
¡y tan endeble!
Y cuando te miro y me temo
me reflejo del castillo encantado
y me escapo de una delicia
que la burbuja...

Y te corro del espejo
y hay atrás
un señuelo verdeagua
un viejo iglú de pescador
que desconoce 
como llegan 
nadando
los salmones
pero espera
paciente
la migración.

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