Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

viernes, 25 de mayo de 2012

tantas veces nos fue negada la luz

Nació el rojo  
vino al don amarillo de este otoño
inconsciente mandarino 
disfruto sus lunares 
naranja, rojo, verde y 
otra vez: amarillo;
antes viví durante mucho tiempo
en el gris y el negro
con el miedo, el mínimo 
común riesgo, el
egoísmo de impedir 
que la tierra propia
abonara el cantero ajeno

¡pero no busco oscurecerme de recuerdos!
me sacudo de esta silla
caminaré una baldosa
la emoción
ya
entre
        corta
mi
      voz:
la
  potencia 
             infinita 
resplandece
en
     toda
su
           magnitud

No hay comentarios:

Publicar un comentario