¿A que viniste hoy?
¿a que viniste
de nuevo?
¿a vigilar si me toco
con mi mano derecha,
si corro hacia la vida
con mi pie izquierdo?
No me ofrezcas
la esmeralda metafísica
¿a que correr hacia el cansancio?
Deja ya
el ojo quieto sobre la rama torcida
deja
que tape la desesperada hoja
la gota aquella
que al borde del abismo
se siente hielo
acongojado
por un pasado
inestable.
El amor,
dijo padre,
es cosa de mujeres:
cuando lo necesite
¿quien sostendrá mi rostro?
Aségurame
padre
que aunque no haya cortado el pan
con el grosor que me ordenaste,
madre,
para el mejor desempeño
de la rodaja
no me dejarás caer
en el manantial de cardenales
y me reconocerás
ceniza de tu ceniza
coágulo de tu coágulo
escombro de tu escombro
no me haras llorar mas
padre
no me ordenarás mas
madre
no me derroten
a mi,
a la efímera presencia
debil
contra vuestros rostros perennes.
no demuelan mi memoria
no me nieguen la ausencia
no me alejen del antifaz de superheroe
no me excluyan de las causas nobles
todas nosotras
merecemos
el abrazo
aunque seamos
espalda vaciada
y silencios plenos
de antinomias.
Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede
Me gustó este ceci, siempre aprendo algo de vuestros poemas.
ResponderEliminarguauuu... Mirá en lo que andás Vos...
ResponderEliminarInmerecido elogio, Talgabu, que mi ego adora!! :) Queridisiimo Tamarit, en esto y otras cosas andamos...
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