Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

sábado, 16 de junio de 2012

Las zapatillas portan documentos



2)
Sus nuevos pechos frescos
descubrieron otro pecho,
y en él
una cruz roja palpitante,
de hospital izquierdo
contra el rigor mortis
de las cicatrices.
Sobre la avenida
de unas piernas
avizoró
el más allá:
caminos rojos y comidas
compartidas. Los posterga,
trota hacia la frente,
pasa
cloaca casa, recodo, patio
sucio - oxígeno poco;
ella ha avanzado
frente a un hombro de bomberos
donde habían sido cantados
abismos oceánicos y
apagados
los fuegos del silencio
de la boca
con la sirena encendida;
alcanza ahora
la oquedad en el misterio de la nuca
nace un zigzag entre el abismo,
tomará
la tercera vuelta de la oreja,
y será embelesada
por los espejos de la mente.

3)
La caminante de pechos frescos
reconoce los reflejos:
es luna
estanque
estentóreo.
Menos papeles y mas vida
los documentos del amor
en carne propia
identifican
falibles voces humanas
y niegan pasaporte
a todo traje
de víctima.

La que tiró
el zapato de cristal
y con su corona de princesa
pagó sus zapatillas
desayuna un amanecer
entero
con café con leche.

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