Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

miércoles, 8 de agosto de 2018

Des-pa-ci-to

Contar, me digo, no es sólo anotar los precios
también cuentan en la despensa cuando suman
sus voces de dinosaurios al canon social.
Qué hacen ésos?, pregunta el dueño y carnicero, ya hubo lio
¿quien paga los colectivos?
la clienta elegante del barrio elegante pregunta
con un chirrido de señora rubia
¿para que se metió con la iglesia? ¿para qué?
Hablan del aborto sin pronunciar la palabra prohibida.
La dueña y verdulera estampa  contra la bolsa las vainillas
¿cómo hacen para manifestar?,
ésos no trabajan, acuerdan los viejos negociantes
son todos vagos, agrega la esposaverdulera
y rubia y esposa y esposo dicen “vagos”, “esos”, "tipos"
nadie ve a la mujer que elige ahora las naranjas.
La empleada me pesa lo verde y me cobra
apenas lo que entra en la cuenta
ya que no puede descontarme
lo pesado y conservador que acabo de escuchar
La dueña no me ve,
la empleada trabaja,
el dueñocarnicero repite, va a haber lío.
Arranco con el freno de mano puesto
con  la última imagen del negocio:
el viejo carnicero cortará unos bifecitos 
afila el cuchillo en la chaira 
canta "despacito
quiero respirar tu cuerpo despacito"
mientras abraza media res
y la acuchilla

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