Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

sábado, 13 de febrero de 2010

Michaux, Henri

Dictados

Inclinadas
Cabezas aplicadas
Ninguna se levanta
El dictado no lo permite

Las enseñanzas se añaden a los años
Se experimentan movimientos
actos que a veces oyen ciertas clases de certidumbre

Insistentes atracciones: respuestas a un dictado
Inscripto en cada uno, en minúscula, en miniatura

¿No les molesta obedecer un dictado?

Antaño en su grandeza
el inmenso de nombres sagrados

Dejado solo, tenue, tenaz
atravesando los años, las arrugas
el sordo dictado sigue, siempre en silencio

los ínfimos dioses incorporados ordenan sin hablar


Soy Gong

En el canto de mi cólera hay un huevo,
Y en ese huevo está mi madre, mi padre y mis hijos,
Y en todo eso hay alegría y tristeza mezcladas, y vida.
Intensas tormentas que me han socorrido,
Hermoso sol que me contrariaste
Hay odio en mi, fuerte y de antigua data,
Y ya decidiremos después sobre la belleza
En efecto, no me volví duro sino por láminas;
si supieran cuán blando he quedado en el fondo.
Soy gong y guata y canto nevado
Lo digo yo y estoy seguro.



Michaux, Henri: Antología Poética:1927-1986, Bs. As., Adriana Hidalgo Editora, 2005. Segunda Edición Bilingüe.

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