Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El signo dice que el oasis es un espejismo

Según el flujo usado para analizar el signo
el laboratorio dirá centauro o tríada.

Picarse con la cola rauda y huir sobre los cascos
soberbia centaura
por que durante el triángulo de Peirce
(ella, yo, la otra)
no tengo interpretante
de ninguna necesidad desesperada:
nosotras jamás estamos solas.

La muerte cotidiana nos acoge entre los cascos
ni mediante la ciencia o la magia
el otro es un señuelo
una ansiedad del encuentro adocenado
clavado en los filos de nuestras rabiosas.

Nosotras hemos vuelto
a saltar la soga al signo
(y tenemos la pésima costumbre
de agarrar la soga por el medio
antisocial modo de jugar los juegos)
saltamos las luces del discurso
al reflejar su color sobre el asfalto:
el cielo claro está sobre el desierto. 

Yo me vaticino desde laotra desierto a ella

vertice 1 veo
actúa un cuerpo
enredado pelo bajo tu mano
¿Quién retoza “mientras tanto”?

vertice 2 veo
cierro los ojos
a las ajenas lenguas
vivas o muertas

veo vertice 3
aparto la mirada
del pragmático mecanismo
incomprobable

no se donde reside la dulzura
en esta falacia del triángulo
pero ya sucede
llegar al limite zodíaco
al lugar donde la sangre busca
la sed de la semiótica intuitiva

es evidente que el discurso es falso

las elefantas necesitan de la selva
los osos no habitan en cálidas arenas
el oasis es un espejismo.

1 comentario:

  1. "La última mentira es la verdad", me viene, inopinadamente, al bocho, después de leer un par de veces estos versos.

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