Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

sábado, 25 de junio de 2011

La muerte en esos baches


Las afinadas cuerdas del tendedero de mi patio
secan la ropa recién lavada con la tensión exacta.

La niña rota calza su vestido limpio

lo combina con una balanza reluciente
imprescindible para sobrevivir
en el bar del sábado a la noche.
En las casas culturales progresistas está tan mal visto
como ser cana o defender a los genocidas
esguinzarse el cuerpo en la borra de otros cafés
única pertenencia emotiva de los nombres yermos
secos para el amor como el estampido de los tiros
ejecutores de los suicidios periódicos
que son acontecidos por la niña rota.
Su corazón reacciona cuando muerde las burbujas blancas
alérgico pecho al desconcierto de la noche.
Luego de las sonrisas con sus tapones de punta
volver a mi patio representa una victoria.

2 comentarios:

  1. El Ger (Pérez Taschetta) me mostró una plaqueta tuya que me gustó mucho. Vine a pispear un poco al blog del cual pasabas ahí el link. Me anoto para seguir leyendo. Saludos desde San Vicente.

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  2. euuuu muchas gracias. Gerardo, ¡que tremendo poeta! Me fascinó su libro. Que lindo qe te hayas llegado acá, qe bueno qe decidas seguir leyendo. Un saludo para vos, mandale un abrazo a Gerardo (¡y un agradecimiento por mostrar mis plaqetas!)

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