Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

jueves, 9 de junio de 2011

Última canción de Cuna para Agripina

para el Rafa entristecido por la muerte de su Agripina.


¿te detuviste a escucharla
a Agripina cuando maullaba?
Agripina preguntaba
con la mirada.

La gata explicaba
el juego humano
el dinero y las corridas
la mala vida y la muerte mala

Le maullaba a las cuentas
y al cajero y al banco
al punzón metálico,
caníbal de la magia

Ayer demoraba; se estancaban
los maullidos del patio,
hubieran podido confundirse
con el amor de los gatos.

Había escuchado
la acidez de la luna
el barquero de Estigia
reclamaba a la dama.

Agripina sabía:
vendría a buscarla
acariciaría su pelo
se enfriarían las patas


La Agripina maullaba
llamando a los cuatro
puntos cardinales
¡VENGAN, HADAS

DUENDES DIOSES
MAGOS DE TODA LAYA
VENGAN!

Y desde el Este
de San Lamuerte 
un vaivén
movió el kimono
del shinigami
que vino montado
en dragón de fuego
desde el Oeste;
la banshee de O`Grady
bajó desde el norte
en su arroyo chocó
con la marea sureña
de Oyá con su iruké

Juntas los seres hacen
el traspaso a la tierra
Rondan, susurran, 
hasta la madrugada
si vive algun ente
lamiendose las ganas
no existe la muerte
de la gata Agripina
es el ciclo de la vida.


Y volverá
el proximo septiembre
Agripina volverá
en flor de luz.

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