Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

jueves, 22 de septiembre de 2011

"A mi tío César Còrdoba, el gringo socialista", de Alejandro Heredia.

estoy muerto
me llamo César el muerto
 aunque mi nombre y otros pedazos
escaparon de la palabra seca
                  donde descansan mis huesos

la noche mirándome desde adentro
es como los días que miro desde afuera
la noche
sola
es más noche

golpeo desde la sangre
desde ésta soledad con agujas
golpeo
estás ahí adentro vos que sos yo?
estás adentro del pecho
golpeando
también
para éste lado del gris?

estoy abriendo una puerta que tiembla
una puerta sin marco ni umbral
estoy dejándola abierta para que mi soledad pueda irse
estoy abriendo una puerta
para que no entre nadie

golpeo a la muerte
con palabras vivas
escribo que estoy solo
con palabras más solas que mi soledad
cuándo estará entera ésta muerte?
cuando mis golpes caigan sobre los genocidas?
cuando mi soledad acompañe a treinta mil ausencias?

golpeo a la muerte
con la humilde resurrección que es mi verdad

que no diré nada importante nada nuevo
apenas
diré una lágrima
nada importante nada nueva
confío en que lo nuevo e importante
sean sus oídos libres

la soledad se ríe de las palabras
su risa es irremediable
e irremediablemente
nos quedamos solos
es que acaso hay otra forma de quedarse?

tal vez por eso no quiero estar aquí
tal vez por eso prefiero caer con alguien en vez de quedarme
tenemos que caer para estar juntos?
sólo en la caída somos luz?
será el fondo la respuesta?


que ésta soledad
me ama con su ojo izquierdo
pero me odia con su ojo derecho
y su incierta ceguera
no puede encontrar el equilibrio

les debo el último gesto
ése
que rompió mi sombra
para crear éste silencio.

ELALE. (Alejandro Heredia)

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