Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

sábado, 3 de septiembre de 2011

Reincidencias

el costo en mordiscos
silencio
extrañeza
precio de la fascinación
por los espejos habitantes de otras pieles
histéricos haces de poder, 
falo y subversiones
cuyo reflejo me deslumbra

y

la muerte que cae
afilada en la piedra antigüa
sobre mi perra
tenazmente sedienta
seguidora de ausencias

con estas secuencias camino 
por el borde de la sangre
como si mirara por la ventana
la obligatoriedad externa
de devenir cadena
eslabón que me amarra 
al vacío perenne.

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