Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

miércoles, 10 de agosto de 2016

No soporto la búsqueda de otro aquí...

¿Dónde es aquí?
Valeria Flores

No soporto la búsqueda de  otro aquí
soy una con la tierra que piso
me sacudo al son del terremoto.
Mujer de tierra firme
admiro a las marineras
aquellas personas que saben acompasar sus pasos
al balanceo de la mar embravecida.
Ellas intuyen cuándo anudarse al mástil
y aclaran la mirada para desatarse
cuando el naufragio
amenaza con convertirlas en estatuas.
Yo, campesina urbana
rastrillo la ciudad, bamboleándome
con la desesperación de una inquilina
que no pisa ni su propio cuerpo.

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