Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

sábado, 5 de marzo de 2011

Alberto Girri, fragmento

amigo, usted q es tan afecto a armar libros!

"...planear el libro, armarlo. Sólo para comprobar que se integrará con fragmentos, que la totalidad, asimismo, constituirá un fragmento. Y que imaginamos haber construido la puerta o la ventana de una casa, y al abrirlas chocamos con que nada hay de lo que suponíamos, a veces ni siquiera la menor huella de casa..."

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