Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

jueves, 14 de abril de 2011

maldigo tus pasos

te duele tu pupila/mis actos orbitan perpendicularmente a tu mirada/las patadas de mi lengua /según el diccionario de tu herida/reconocen su etimología en el desprecio/ es tu bienlogrado sentimiento de ser menos

un tuyo, resentimiento

raiz distinta de mis actos/ nace en la angustia de mis días/olí desde el primer día tu partida/ esta vez no sería yo/la que hiciera las valijas/ te odié por eso

otro mio, resentimiento distinto

no te veo con tus ojos/ lo se/ te veo con mis duelos/leí en tus palabras mis vacíos

ahora lloro el sabor de tu piel dulcisima/en el viento lloro tu ausencia adentro mío/la sábana roja desea el aullido/ de tu semen ardiendo

y echo al ruedo el camino/y me lamo tu abandono/y te llamo en absoluto silencio

las patadas de mi boca/etimología: pánico de cuerpo y alma/¡ojalá hubieras sido adivino/como tu lengua sabia!

podrías haber sido rey de araucanía/y yo hubiera sido de tu voluntad /una mera servidora

decidiste/calzarme al mensajero/de otro intento fallido

¿quien soy yo para maldecir tus pasos?

(y sin embargo, lo hago/no puedo dejar de hacerlo:/quiero volver al efímero mundo/ mágico/de nuestros sudores cruzados)

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