Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

miércoles, 17 de agosto de 2011

en una calle rota por epec

ladrido     memoria        identidad callejera
cuatro patas fuertes
vereda destruida
cavar hueco
guardar comida

quien sabe luego
quizás sobre hueso guardado
nacieron baldosas
asfalto post post post moderno

quien sabe luego
quizás negro callejero
sentirá panza vacía
pero aceptación de la cosas
recorrerá cavidades
menos protegidas

quien sabe luego
negro callejero
romperá uñas contra baldosas
encontrará carne bajo la acera

yo sé, luego
negro callejero
lamerá sangre floreciendo
de la vereda.

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