Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

jueves, 4 de agosto de 2011

Aperturas

la mañana conjuga su sonido con tiempos profundos
todo resulta tan claro 
me contengo para no cerrar las ventanas.

Un marco compone tristezas
al saber a ciencia cierta que mi cama es ajena

La luna de un espejo
vomita la imagen que fue trazada inutilmente

El té de las magníficas mujeres para las que no deseo taza
abrió una ventana al poniente

un Aleph se ha creado en aquel rincón de su escritorio que extraña mi número

el gusano del egoísmo antiguo me corroe
logra por un momento recortarme

es todo como siempre tan oscuro que de nuevo aclara

destrozo la persiana, corro la cortina, rompo los vidrios
regreso al locuaz silencio amarillo

soy sola.
Ahora lo recuerdo
jamás lo olviden.

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