Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

sábado, 10 de septiembre de 2011

Triple Raya

La cebra camina
entre las rayas grises
de la selva.
Si las bocas sólo sueltan las vocales
y las neuronas no siempre son amigas
mejor, simpático argumento, torcer
los labios para arriba
los ojos endulzados con la luna
cocear desnuda y alejarse.

Triple raya;
violeta insuficiente
cabernet bordó
línea luz.

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