Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

sábado, 1 de octubre de 2011

Ring Raje

Algunas ausencias tienen cartel
de clínica de rehabilitación
un tratamiento para salir del cuerpo de otro.

A veces es un espejismo tan falso
la decision de irnos
que fijamos timbres
junto a aldabas y campanas,
sobre los porteros eléctricos
bajo los intercomunicadores.
todos y cada uno
señalizados con luces de neón.
Así el otro cederá consciente 
al juego
de sostener un toque
una presencia.
Cuando eso sucede
y no contestamos
desantendemos
al otro y a una...

Quizas dentro de la épica urbana
del juego infantil postmoderno
los teclados epilépticos propongan los encuentros
probables, posibles
el cruce
de las autopistas virtuales.

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