Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

jueves, 6 de octubre de 2011

Submarino

A Carolina N. Valdés.

El terrorismo de estado
en aquel momento
no pudo contra ella

actúa todavía
roba su memoria

busca su muerte
neurona por neurona.

2 comentarios:

  1. ... si, le petit o le grand mort. qe no me da lo mismo cualqier muerte. pensar la trascendencia, en este punto.
    abrz
    co.

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