Detrás de la puerta de entrada
a esta hora de la mañana
en que todavía los autos no pasan,
cantan los pájaros al nuevo día
y todo lo deseado es posible
¿por qué, entonces, por qué
qué sabe, ése gato, por qué
maúlla un gato
con desesperación?
Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede
¡Bello, Ceci! Me gusta mucho.
ResponderEliminar... un gusto tenerla por casa, y qe se deleite con mis gatitos! abz
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