Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

miércoles, 1 de febrero de 2012

Reconcidencias

La anciana mantiene apagadas
las luces de su casa; el joven
prende lámparas de 200 watts
y un fanal. Ambos niegan
lo que señalan sus ojos. Ella,
hasta que la tripa con un rugido
le señala lo negado;
pero ¿y él?
¿hasta cuándo?

2 comentarios:

  1. ¿Reconcidencias? ¿No será quizá recoincidencias?

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  2. tamarit, jejejje, me comi una i! ademas de la correcion tipografica, Profesor,¿no tiene nada mas qe decir? pero un poeta siempre tiene palabras, me pregunto donde habran qedado las suyas!

    C. O.

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