Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

viernes, 11 de marzo de 2011

estaba escrito con aliento en las ventanas...

estaba escrito con aliento en las ventanas
de aquel bar donde nos refugiabamos
en un invierno de hace tantos veranos
leo los vidros rotos por la saliva
sospecho la oscuridad de fundir el hastío
en la costumbre que recibe la mancha
sin la hipoteca de una mirada.  

(igualmente iré a tu ciudad a buscarte, pequeño)

2 comentarios: