Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

sábado, 25 de febrero de 2012

Campanadas

estoy cerca de una iglesia
y es sábado a la siesta
dos factores que reunen
la escucha clara y las campanadas.

se qe no redoblan por vos, poeta
que tantas veces desmayaste
su moral y sus miserias
¡ojalá que no, que nunca
redoblen por vos
las campanas de ninguna iglesia!
el ruido
contiene a los vivos
deplorable homenaje sería
ésa comodidad del metal
de enaltecer la rodilla quieta
que no la sangre fluida
picante y perturbadora, molesta

tantas cornadas de vida ha habido
por estos días
la guacha tuya
los asesinatos de once
la intención del cianuro diseminado en el agua

"si va a morir gente
elijamos quienes"
.

pero la tristeza
nunca es demócrata.

4 comentarios:

  1. chau vicente! un peqeño recuerdo para el, nada mas...
    ceci o.

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  2. Que mejor homenaje para la memoria de un poeta que un sentido poema. Bello Ceci, como siempre.

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  3. Dani, yo necesito escribir, si o si; con gente sensible e inteligente para leer se redobla el placer de la escritura. muchísimas gracias por pasar y por comentar! (de mas esta decir qe acuerdo totalemente con lo qe decis en este comment!)

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