Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

miércoles, 10 de noviembre de 2010

arciris

para no olvidarme
ni el más insignificante

de los pedazos
en los que cada día
nacemos
y nos destruímos

uso
pus
lágrimas
sangre
vómito
mierda

creo
textos multicolores.

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