Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

lunes, 15 de noviembre de 2010

Partida

Cecilia Araceli Olguín se fue y tiró la llave del cuerpo a la alcantarilla. ahora habito yo, que desde arriba miro desconcertada lo que vos decís que escribís y lo que ella ha hecho antes de irse. ni siquiera conozco en que cajón o estante guardó las emociones. ¡maldita sea! ¡Cecilia podría haber dejado instrucciones!

2 comentarios:

  1. Me encanta esa multiplicidad de yoes, esa infinitud de uno mismo.

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  2. a mi a veces me encanta, a veces me espanta del dolor!
    gracias por pasar, y por comentar!
    abrazo!

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