Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

jueves, 24 de febrero de 2011

una mirada oscura bajaba línea

que bonita vecindad
es la vecindad del chavo
laralaralará

y bajaba líneas como barreras
edificaba los puntos de rating de las íes
la curva cinto del cartel “velocidad máxima”
no rodaba atravesada sobre el camino
antes habría tirado de la manopla recta/recta/recta

la hilacha blanca que pendula al compás del split
no acondiciona las manchas del aire húmedo

en el desierto
si, si, seco costal de arena, si, si, si,
se huele volumen/ se habita el pliegue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario