tras correr la maratón
el pecho agitado empuja la cinta
donde todo termina
y con ésa misma tijera
inaugura las puertas abiertas
a otras moradas
dejaré cebado el mate
que a mi mas me gusta
con la temperatura adecuada
para atemperar el invierno
pero me llevo
el péndulo del deseo
que sigue las curvas
de los cuerpos nuevos
llevate
este placer por donde caminamos
y envolvelo en una camisa
y atalo con tu corbata
y dejalo listo en la puerta
del edificio de acero.
no lo quiero despertar
con otras manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario