Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

domingo, 28 de agosto de 2011

Desvestirme de mi sangre

Nací durante una epifanía de domingo a la tarde
este hilo que soy no urde tramas.

Quien pudiera correr hacia el asfalto de tu mirada
habitar los silencios
como si un ciclope al obtener de regalo el ojo de dios
conservara en su seno
el amor y los dones
y desde su presente completo 
entendiera y explicara el ser individual
durante el mismo y complejo proceso


Pero duelo la capacidad para erosionar 
la campana de largada.
Resiento las cruces acodadas en mi espalda.
Temo que en breve
colocaré flores nuevas
sobre mi última lápida. 

Herramientas

Bien calibrados despues de tanto uso
el pluviómetro que marca lo que empapa el deseo
la báscula para saber cuanto pesa el afecto
el barómetro calcula la atmósfera de una noche

Nunca descuido el centímetro de costurerita
o el metro de carpintero
listos para medir cercanías

pero cuando llega el cuerpo al territorio
arrasa todas las marcas
un negro hermoso.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Pagar

Pago, como siempre, pago
el precio de mantener incólumes los muros
dejar que sea el fantasma qien habite mis terrenos
impedir la entrada
a sangre y fuego

Se que vendrán solos los pasos
y que se iran, solos
a caballo de esta intensidad del cuerpo desbocado
que no soporta medianías
reconoce  la noche en el desborde
la desnutrición de los afectos
el poder del territorio
la piedra del discurso

hace mucho
que mis sábanas son de propiedad privada

no te darás cuenta del acto de entrega
qe he realizado
al levantar la barrera este centímetro

Alrededor, la alegría es un panfleto
Aprendo todos los días
lo qe genero cuando muevo una ceja
no pretendo olvidarme de tu cara dolorida
pero hay muertes qe necesitan velos quinquenales
y otras que suenan como la rotura de una taza

Como siempre mi angustia es la moneda
alto precio para el olvido
propio o ajeno.

miércoles, 17 de agosto de 2011

en una calle rota por epec

ladrido     memoria        identidad callejera
cuatro patas fuertes
vereda destruida
cavar hueco
guardar comida

quien sabe luego
quizás sobre hueso guardado
nacieron baldosas
asfalto post post post moderno

quien sabe luego
quizás negro callejero
sentirá panza vacía
pero aceptación de la cosas
recorrerá cavidades
menos protegidas

quien sabe luego
negro callejero
romperá uñas contra baldosas
encontrará carne bajo la acera

yo sé, luego
negro callejero
lamerá sangre floreciendo
de la vereda.

lunes, 15 de agosto de 2011

Naufragios


Un cuervo blandió sus alas muertas.
Primera señal.
Los secretos de las valvas tropiezan con el viento.
Segunda señal.
Las algas vencidas gimen al ser penetradas por las sombras. 
Tercera señal.
La mortaja de las dunas acaricia las bahías.
Ultima señal

Ausentes de timón, encadenados a las anclas
surge una escuadra de barcos cegados
que jamás han navegado.
Los completan la ausencia y el destierro.

A babor, otros despojos mordisquean los navíos.
En los mástiles erguidos ondea una bandera,
trapo inútil para navegar tormentas
diluyen el camino hacia el buen puerto.

Lo sabemos. No se lo diremos a ella.
La que busca todos los días en la arena.
La que escribe
“arrásame las escolleras”. 

sábado, 13 de agosto de 2011

Las Ciudades Invisibles, de Italo Calvino.

"...   En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida de la ciudad, los habitantes tienden hilos entre los ángulos de las casas, blancos o negros o grises o blanquinegros, según indiquen las relaciones de parentesco, intercambio, autoridad, representación.   
       Cuando los hilos son tantos que ya no se puede pasar por en medio, los habitantes se marchan: las casas se desmontan; quedan sólo los hilos y los soportes de los hilos. 
       Desde la ladera de un monte, acampados con sus enseres, los prófugos de Ersilia miran la maraña de los hilos tendidos y los palos que se levantan en la llanura. Y aquello es todavía la ciudad de Ersilia, y ellos no son nada.
       Vuelven a edificar Ersilia en otra parte. Tejen con los hilos una figura similar que quisieran mas complicada y al mismo tiempo más regular que la otra. Después la abandonan y se trasladan aún más lejos con sus casas.
       Viajando así por el territorio de Ersilia encuentras las ruinas de las ciudades abandonadas, sin los muros que no duran, sin los huesos de los muertos que el viento hace rodar: telarañas de relaciones intrincadas que buscan una forma..."

"Las ciudades y los intercambios. 4" del libro "Las Ciudades Invisibles", escrito por Italo Calvino.

lunes, 8 de agosto de 2011

Santiago de Chile 2011


Abri la caja de mi madre desde abajo

Creó un chal con puntos de culpa 
por algunos abandonos anteriores. 
El hilo alegre y afectado aún, 
tejido con ese extraño punto
colorea los cuerpos que recubre.
Llegó hasta mi en una caja.

Cuando la llamé 
fascinada por la presencia dulce
me enteré que había intencionado un orden 
primero las palabras documentadas
luego una manta de viaje y recién 
al último el echarpe 
que yo estaba esperando.


Pero su orden de cosas fue movido
su intencion desajustada una vez mas:
yo abri la caja de mi madre desde abajo.


Esta vez pudimos reirnos las dos. 
El hilo no se corta
por mas que a veces abandonemos el tejido.

sábado, 6 de agosto de 2011

Nevar

A construir muñecos de nieve
aprendemos a través de los inviernos
aunque la dulzura de los copos arrincone al frío
y la belleza de su estructura nos conmueva
sobre el hielo crece musgo, tundra

si hasta la zanahoria esta muerta
inutil esperar la primavera
centrifugás nevándote.

jueves, 4 de agosto de 2011

La Culpa, texto de Laura García del Castaño.

De vez en cuando un nudo en las cuerdas vocales
Restos de un misil en las entrañas de los ojos
Coserse las heridas con un hilo tristísimo.
Fijar la mirada en el retrovisor del pasado
y quedar con la boca mordida por un perro
con cicatrices donde nadie hubiera imaginado pozos.
Si pudiera dejarme sobre la mesa
como dejo una llave,
enterrarme en la tierra de las plantas.
Si pudiera llamarme Juan
pero hay demasiados Juan
Uno que pide limosna, otro que pone la mesa,
otro que va a la guerra a lustrarse las heridas
o apoya su oído en la pared para sentir la música.
Si pudiera bañarme con la ropa puesta.
Arrancar la sangre eficazmente edificada.
De vez en cuando vivo en este castillo de arena
me revuelco en las extremidades de los días,
o caigo con un solo hueso hundido
o calco tu mano deshecha en la mía.
Si pudiera levantar el error como levanto una piedra,
llevar la piedra y el error hasta el río,
aunque no hay río en el desierto, que nada ha leído
de la piedra y éste error.
Abrirme por la espalda y rellenarme yo sola,
De pura loca ausente, de pura muerta perdida.
De vez en cuando la viga en el ojo.
Esto de quebrarse al ras como una uña al borde de la carne.
Esta es la culpa que todos miran y hablan de cerca
pero están lejos,
del otro lado del río y de lo trágico.
Si pudiera huir de a pedazos,
pero no soy una muñeca de trapo mordida por un perro
aunque sí me duelen las costuras con hilo tristísimo
y llevo la culpa que todos miran
aunque no pueda dejarla como dejo una llave.
Tampoco me llamo Juan,
pero a gritos lustro las heridas de guerra
y llevo un misil,
donde nadie hubiera imaginado pozos.


De La palabra sembrada 2011

Laura García del Castaño es cordobesa. Escribe regularmente en el blog http://lapalabrasembrada.blogspot.com/

Aperturas

la mañana conjuga su sonido con tiempos profundos
todo resulta tan claro 
me contengo para no cerrar las ventanas.

Un marco compone tristezas
al saber a ciencia cierta que mi cama es ajena

La luna de un espejo
vomita la imagen que fue trazada inutilmente

El té de las magníficas mujeres para las que no deseo taza
abrió una ventana al poniente

un Aleph se ha creado en aquel rincón de su escritorio que extraña mi número

el gusano del egoísmo antiguo me corroe
logra por un momento recortarme

es todo como siempre tan oscuro que de nuevo aclara

destrozo la persiana, corro la cortina, rompo los vidrios
regreso al locuaz silencio amarillo

soy sola.
Ahora lo recuerdo
jamás lo olviden.

martes, 2 de agosto de 2011

La necesidad de la poda

Veo en el trasfondo del patio 
los vampiros incapaces de dar frutos

Esos cuerpos maduran al amor de la tierra
retoñan como alientos frescos 
magníficos dispuestos a recorrer la vida 
sólo si una ruedita rosa asegura
la estabilidad de la azul bicicleta


Entiendo la necesidad de la poda
recortar peques fijadas a la madre

¿Daremos flores en alguna primavera?