Ojalá fijáramos la brisa, o quedara grabada la emoción, o hubiéramos podido sujetar la luz a la palabra; pero luz, emoción, brisa se acurrucan apenas a los pies del poema, besan su frente y enseguida rompen sus lazos, libres. Quedan las huellas que la poesía nos lega cuando camina sobre la disímil materialidad del lenguaje. Nosotros, apalabrados, seguiremos en un viaje vital dentro de la certidumbre de aquello que nos elude. El tiempo se encargará de lo que quede

sábado, 9 de octubre de 2010

corazón obliga (a intuir el verbo)

con el reptar de los meses
la pared liberaba marcas
como ésas que hacen los chicos para medir su altura

¡si te corte las piernas, hijo de puta!
¡si te las había cortado, corazón!
¡si correa amarilla a los mismos patios!
¡si marcapasos!

debo haber desconocido los baches del asfalto
ahora crecido fibrilas sentado en la vereda
tomando el fresco y una cervecita helada
me imponés el descubrimiento
bajo la cháchara de mis codos
él me importa demasiado

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