yo no quise ser hija
tuya o de nadie
¿qué carajo mirabas
cuando a mi me mordían
hasta las vacas en pena?
¿por qué no sabías
que quedaba de mi el gorro rosa
sangrando en la arena?
a papá sólo puedo
ajustarle la lápida
pero a vos
que habitás este mundo
no se como haré
para resucitarte
de tanto abandono.
tuya o de nadie
¿qué carajo mirabas
cuando a mi me mordían
hasta las vacas en pena?
¿por qué no sabías
que quedaba de mi el gorro rosa
sangrando en la arena?
a papá sólo puedo
ajustarle la lápida
pero a vos
que habitás este mundo
no se como haré
para resucitarte
de tanto abandono.
viva peron carajo!!!!!!!!!
ResponderEliminar( desde bogota )
un abrazo
pero q no gobierne, amigo ¿parcero?, q gobiernen las FARC. le prendiste tu vela al santito?
ResponderEliminarfeliz día de la madre.
este domingo juan materno me tiene al plato.
Hola Ceci...crudo este poema. Los lugares que no elegimos, lo que no podemos evitar y todo eso que los padres ignoran de los hijos. La muerte de los padres muertos, la muerte de los padres vivos
ResponderEliminarBesos!
let, como vas, nena! si, de todos modos, sigo siendo optimista: podemos remover hasta los cimientos de ese lugar para construir otro edificio, y luego, pintarlo y decorarlo a gusto y piacere. dificil y doloroso laburo, ya escribiré el texto de la resurrección, ya.
ResponderEliminarbesos!
Bien. Yo no se lo dije. Yo no me lo dije. Yo me quede callada. Solamente me volvi muda, y la deje ir, la empuje a ir y volver a irse. La obligue a repetir su abandono. Tambien jugue al perdon, a la asociacion inseparable de piezas que me condujeron a este presente. Solamente me dije: Yo voy a ser mejor. Pero de eso tampoco estoy segura. Ceci, vos has podido querer a tu niña. Hermoso poema.
ResponderEliminartus palabras emocionan. no puedo agregar nada. gracias por venir a mi casa, por charlar este ratito acá.
ResponderEliminarbesos!
cecilia araceli.